Prince no te rindas!!! enséñales aesos tipos quien es el que manda aquí!!
Este es el capítulo especial doble del Rescate de Prince Michael Jackson I
Uno de mis favoritos, personalmente...
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Entonces David, el líder, dio un paso al frente y puso su cara muy cerca a la de Prince:
-Mira niñito, aquí las cosas son muy diferentes, y si quieres ser parte de nosotros tendrás que demostrarnos que vales algo, de nada nos sirve un debilucho. ¡Nosotros queremos trabajar con hombres de verdad! Esto que estás haciendo es tan sólo una probada de lo que te espera, además… ¿a dónde pretendes llegar con esos reclamos eh? ¿Pretendes retarme?-y dio un pequeño empujón a Prince haciendo que este retrocediera.- ¡Nunca habíamos aceptado en nuestra banda a un blanco como tú! Y si el jefe piensa que vamos a incluirte eso dependerá de ti, pero mientras queremos ver si sobrevives.-y aquí volvió a empujar a Michael en el pecho con su mano derecha, lo tenían rodeado y a cada cinco palabras de David todos comenzaban de nuevo a hacer exclamaciones y ecos de lo que él decía.
Prince, reunió todas sus fuerzas y dijo:
-¡Yo no quiero pertenecer a su grupo!
Y entonces todos volvieron a exclamar, David le dijo:
-¡¿A no?! ¿Qué insinúas mocoso? ¿Con quién crees que estás hablando?
-¿Y tú con quién crees que estás tratando?-preguntó Prince furioso negándose a obedecer, tiró el cepillo y completamente empapado se puso derecho y trató de parecer amenazante:
- ¿Tú crees que me pidieron opinión para entrar aquí? ¡Ustedes no son nadie para hablarme ni ordenarme así!
David lo miró con burla entremezclada con coraje:
-¿Así que quieres pelea? Tu lo pediste niño, -y dirigiéndose a los demás, ordenó.-¡muchachos agárrenlo! Vamos a ver quién sale vivo de esta, si tú o yo.
Entonces los siete hombres lo rodearon rápidamente y uno de ellos le tomó ambos brazos haciéndolos hacia tras de tal manera que no pudiera escapar.
David era el único que estaba frente a él, y entonces, puso su rostro exactamente delante del suyo.
-¿Y ahora qué vas a hacer niño? ¿Llamar a tu papi?-le susurró para que nadie más que Prince pudiera oír.
Prince lo miraba con un odio y un coraje tan tremendos como nunca había sentido en su vida. Era un sentimiento muy fuerte, y él, en su interior se sentía aún demasiado joven para guardar en su corazón algo así. Solamente un hombre, pensaba él, habría podido controlar una descarga de furia como la que él estaba sintiendo, pero como él todavía no era un hombre, la ira recorrió desde los dedos de sus pies hasta la cabeza haciendo su cara parecer un tomate. Y aún con su cuerpo adolorido por los golpes y mojado como estaba, reunió todas sus fuerzas y pudo soltar un brazo y con él rápidamente lo descargó contra la cara del líder con todas sus fuerzas.
Este se sacudió rápidamente para recuperarse de la sorpresa y llevándose la mano a la cara pudo ver que su boca estaba impregnada de sangre.
-¡Agárrenlo bien idiotas! miren lo que me ha hecho, ¡ahora mismo voy a darle una paliza!-exclamó David y de inmediato descargó toda su fuerza contra el chico. Usó ganchos y puñales en contra del cuerpo del niño hasta dejarlo casi inconsciente.
Prince pensó que iba a morir y sus fuerzas disminuyeron tanto que sintió que sus piernas flaquearon y quedaron como al aire.
Ya no había esperanza ahora, a esas alturas seguramente Paris ya no tendría lengua y era muy factible que los tigres ya la hubieran devorado.
Comenzaba a ver borroso y solamente veía las sombras de sus atacantes bailar de un lado a otro, oía las risas desaforadas de los hombres que le propinaban una tremenda paliza y veía que sonreían divertidos. Era definitivo: era su fin.
Hasta que, después de un prolongado silencio, se escucharon unos aplausos provenientes de la entrada. Todos voltearon.
-¡Muy buena pelea! ¡Qué divertido!- dijo un joven de aproximadamente la misma edad de los demás, el cual seguía aplaudiendo con un tono burlesco.
-¿Quién eres tú?-preguntó David jadeante.
-Nosotros somos una nueva banda y nos han contratado para ayudarles con el aseo de este lugar.-contestó el muchacho.
El nuevo visitante parecía bastante amenazador, pues, en lugar de traer el uniforme color azul que todos llevaban puesto, éste llevaba una chamarra de cuero negro con adornos metálicos por todas partes; como hebillas y estoperoles. Llevaba unos pantalones del mismo material que forraban sus piernas largas y delgadas, y también llevaba botas las cuales también estaban rodeadas por cadenas y hebillas. Pero su rostro era lo que más llamaba la atención: en su cara color negro claro se veían delineadas unas cejas perfectas justo arriba de dos ojos color marrón. Su nariz era delgada y respingada y sus labios formaban una línea recta.
Entró acompañado por una atractiva y sensual mujer alta como él, vestida con ropas muy parecidas a las suyas e inclusive del mismo color, sus cabellos estaban sueltos y eran dorados como el sol, tenía dos ojos azules como la lluvia y mascaba goma de mascar con la boca abierta haciendo algunos ruiditos, y exactamente atrás había otro muchacho algo parecido al primero, sólo que éste parecía algunos cuantos años menor y era un poco menos delgado, llevaba unos pantalones de mezclilla sucios y una playera sin mangas negra.
Los tres entraron con una presencia majestuosa al gran salón y casi en cámara lenta, hasta llegar a la presencia de David, y el primero de ellos fue a pararse exactamente cara a cara con él.
Su mirada recorrió desde los pies hasta la cabeza del líder y pronto soltó una carcajada.
-¿Y tú qué me ves?-le dijo éste al ver que el nuevo lo miraba con curiosidad.
-Vaya vaya, no sabía que el “líder” fueras tú, te imaginaba más…no sé, ¿grandioso? ¿Alto?-le contestó con una vocecilla burlona.
En realidad, ambos eran de la misma altura, pero quizás el nuevo visitante quiso desafiarlo ya que, de inmediato se puso en guardia desde que había mencionado que eran la “nueva banda”.
David no quería perder su lugar como líder del lugar así que al ver al nuevo, comenzó a ponerse de mal humor sintiendo que algo malo iba a pasar.
-Mira, mira no es por nada pero, el golpear a un niño como lo acabas de hacer no es una diversión digna de un líder como tú, hasta diría que fue algo cobarde, creo que necesitas un reto de verdad. Pues este lugar me gusta a mí también y creo que los dos no podemos caber-dijo el nuevo muchacho rodeando como un lobo a David.
Todos estaban en silencio, ninguno de los siete restantes se atrevía a hablar, algo importante estaba a punto de comenzar.
-¿Me estás retando?-preguntó con fiereza David.
-¿Y tú qué crees?-respondió el nuevo.
-¿No querrías enfrentarte con alguien de tu talla niño?-preguntó la mujer que mascaba chicle.
-¿Y qué ofreces a cambio bebé?-la interrogó David quien claramente se había interesado bastante en aquella muchacha y se había dado cuenta de su belleza.
Tanto David como el visitante comenzaron a dar vueltas en círculos como dos lobos a punto de comenzar un duelo.
-Te propongo un trato, peleemos nosotros contra ti y tu banda para que sea justo, y si yo gano tú te vas, nosotros nos quedamos y dejas al niño en paz.- le sugirió el nuevo muchacho.
-¿Tratas de protegerlo?-preguntó David sospechando de su nuevo rival.-¡qué tierno!
Y entonces los siete sirvientes comenzaron a reírse y a abuchear al nuevo visitante.
-¿Qué yo quiero proteger a alguien?, ¡vaya tontería! ¿Con quién crees que estás hablando eh?
Y entonces, súbitamente el nuevo visitante dejó de caminar en círculos y se dirigió hacia donde estaba Prince arrodillado en el suelo mirando todo lo que sucedía con atención y tratando de permanecer consciente.
Prince, lo único que era capaz de percibir con claridad eran los pasos de aquel extraño que se acercaba a él y al estar de frente, le oyó decir:
-¿Y tú crees que me importa este debilucho y flaco mocoso blanco?, y entonces, el extraño le dio un empujoncito en el hombro a Prince y sin mucho esfuerzo este cayó al piso derrotado. El niño sintió que el extraño le ponía un pie encima del estómago como si su cuerpo fuera una montaña.
Pero lo que más le impresionó es que, parecía como si aquel nuevo hombre lo hiciera con sumo cuidado y sin aplicar fuerza, como si de verdad no quisiera lastimarlo.
-¡Vaya tontería! Estas pequeñeces son las que hacen perder el tiempo a uno.
David se llevo una mano a la barbilla como pensando y lo miraba con los ojos entrecerrados, como fingiendo sospecha, y entonces le preguntó:
-¿Y si nosotros ganamos el juego?
-Si tú ganas…entonces nosotros nos iremos-respondió él con seguridad.
-No me parece suficiente. No pelearé.
-Está bien, está bien-dijo aquel llevándose una mano con un guante negro y los dedos descubiertos a la frente, cerrando los ojos a la vez.-déjame pensar, mmm. Si yo pierdo, seremos tus sirvientes y tú nuestro líder.
-mmmm…no sé, me falta algo, además de eso quiero también a la chica.
La muchacha abrió desmesuradamente los ojos con sorpresa y miró con nerviosismo a los dos hombres que la acompañaban.
-Trato hecho.-aseguró el visitante y le ofreció su mano a David- ya estamos a mano.
Ambos hombres se estrujaron los dedos, parecía como si sólo con la mirada y ese gesto ya quisieran deshacerse el uno al otro.
David se sentía con la partida ya ganada pues el contaba con 7 hombres jóvenes y fuertes y sus rivales eran un tipo hablador una mujer y otro muchacho más joven… ¡qué fácil iba a ser ganarles a esos orates que se atrevían a invadir sus territorios! Es más, ahora su banda iba a hacerse aún más grande, y él tendría más sirvientes a su cargo, pensaba que después de la pelea utilizaría a ese nuevo elemento como un sirviente personal para que cumpliera todos sus caprichos, por más extraños o mínimos que fueran.
Y para aumentar aún más la tensión le preguntó:
-Bueno y, ¿vas a pelear tu sólo? ¿O ellos van a participar?-cuestionó con un tono sumamente burlón y petulante.
-¡Pero qué descortés soy! Si aún no te he presentado a la banda completa…-y entonces dio unos pasos hacia atrás y llegó hasta la puerta.- Muchachos, ¡ya pueden salir!, perdona pero temía que si entrábamos todo íbamos a causar mucho desorden y posiblemente los íbamos asustar muy rápido.
David soltó una carcajada, mientras se cruzaba de brazos.
Ya se imaginaba lo que detrás de él iba a aparecer, quizá unos 10 o 15 hombres vestidos de la misma manera estrafalaria para presentarse al duelo. Pero lo que vio realmente lo desconcertó:
Entraron por la puerta dos gaviotas de alas blancas volando hacia ellos.
Todos rieron y se burlaron de eso.
David le dijo:
-¿De veras quieres hacer esto? Porque nos la estábamos pasando muy bien antes de que llegaras…
-Todavía no son todos.-dijo el visitante muy serio.
Y entonces, comenzó a temblar. Todo el edificio comenzó a sacudirse de una manera estrepitosa de tal forma que un poco de polvillo comenzó a caer de las paredes y todos los presentes comenzaron a voltear hacia arriba.
De repente una estampida de elefantes, tigres y leones, mandriles, osos pardos y polares, leopardos, chimpancés, perros, pumas y panteras entró al gran salón y se dirigió directo hacia donde ellos estaban.
La banda de David quedó súbitamente paralizada, y como si nada de lo anterior hubiera pasado, comenzaron a retroceder.
-ELLOS, son la banda, ¡a ellos muchachos!.-exclamó de repente el muchacho de tez clara cruzado de brazos.
Todos los sirvientes comenzaron a correr hacia la salida pero la estampida salvaje corrió tras ellos con furia y velocidad, era claro que no desearían volver jamás.